Enrique Urbizu es uno de los mejores directores del cine español. Es sobre todo conocido por su largometraje La caja 507 y ha sido hasta hace unos días vicepresidente de la Academia de Cine. El año que viene volverá a rodar, seis años después de su última película La vida mancha. La séptima playa le hace una re-entrevista. La Séptima Playa: Pronto habrá elecciones en la Academia de Cine, ¿va a presentarse como presidente?
Urbizu: No. Acabo de dejar de ser vicepresidente y voy a rodar una película en 2010. Es un 'thriller' y estoy escribiendo la segunda versión del guión. No digo más porque no trae buen fario adelantar cosas.
LSP: Ángeles González Sinde, que era presidenta mientras usted fue vicepresidente, es ministra de Cultura. ¿Beneficiará al cine?
U: Tiene que beneficiar a todo el sector. Ha demostrado que es muy capaz de sacar proyectos colectivos y que está vocacionalmente en defensa de los hechos culturales. Es una mujer muy valiente, estoy muy orgulloso del nombramiento. Hemos estado juntos casi tres años al frente de la Academia y me ha dejado un sabor de boca muy bueno.
LSP: Volviéndonos atsu carrera como director destaca que estuviste algo más de cinco años sin dirigir nada antes de La caja 507. ¿Te sientes mucho más seguro como cineasta ahora que cuando dirigiste Cachito?
U: Después de Cachito hay un tránsito en mi vida. Me siento a escribir, que es algo que había rechazado durante muchos años. Voy cogiendo confianza como escritor a base de encargos. Empiezo a hacer Esos cielos pero no puedo, así que vuelvo a la savia que me da el cine negro, que está en mis primeros impulsos de cineasta. También alcanzo los cuarenta años y llego a conclusiones respecto a mi oficio. La continuación lógica y necesaria era ese aposentamiento, estar más decidido y saber quién soy.
LSP: ¿En qué consiste básicamente esa “liberacion” de la que hablas?
U:Quiero contar historias de la forma más cinematográfica posible, con imágenes y sonidos, de un modo menos literario. A partir de ahora, quiero hacer grandes porciones de cine mudo. Se nos ha olvidado que el cine es fundamentalmente eso: miradas y sonidos. Quizá la película fundacional en todos los sentidos sea Amanecer de Murnau. Es una película que todavía me sigue estimulando, es una celebración de las posibilidades que ofrece el cine, un cúmulo de hallazgos y de caminos todavía no explorados porque se pasó al sonoro. Este convencimiento, después de muchos años, me ha llegado con una lógica aplastante.
LSP: ¿Qué influencias reconoces?
U: Creo que los melodramas están presentes de alguna manera. Especialmente en el personaje de Juana, que para mí y para todos los efectos es la gran protagonista. Es un personaje inestable pero todo gira alrededor de ella. Es como los personajes que hacía Robert Stack en las películas de Sirk. En realidad, presento al trío clásico de la estructura del melodrama. Por otro lado, creo que hay dos westerns cuya presencia pesa mucho en la película: Raíces profundas y Centauros del desierto. La búsqueda del hogar, de una estabilidad familiar, es en el fondo un tema muy propio del western, y sin duda es uno de los pulsos narrativos de la película, así como la llegada de un extraño. Vi claramente ese potencial de historia de fronteras, de vagabundos que van y vienen, de búsqueda del hogar, de la necesidad de establecerse...
LSP: En La vida mancha, tu última película, el título podría ser una clave para entender la película. ¿Puedes explicarlo?
U: Es un título que hace referencia a que si sales al terreno y juegas, inevitablemente te vas a manchar, pero si te quedas aparte, quizá estés muy limpio, pero realmente no vives. La vida siempre nos mancha. Se manchan el alma y el corazón. Cuando intervienes en la vida, hay cosas que dejan cicatrices. Es lo que le ocurre a Pedro en la película. Es un tipo muy solo, muy triste, con una inhabilidad enorme para expresar sus emociones. él ha vivido demasiado tiempo apartado de todo. Cuando quiere empezar a vivir, todo es mucho más complicado. Y es que el filme también tiene que ver con la edad, con envejecer, con la historia del último tren.
LSP: El peligro que supone amar vertebra toda la película. ¿Qué hay de autobiográfico en ella?
U: Las emociones. Es una película realizada después de haber estado en charcos similares, de cuando te has enamorado y has perdido, de cuando has engañado a seres queridos, de cuando caes en debilidades y tienes que volver a casa. La materia prima está en las cosas que nos pasan a todos. Son exploraciones de sentimientos, de los que hemos sentido Gaztambide [co-guionista] y yo. De las que hemos sentido todos.
LSP: Lo cierto es que La vida mancha pone patas arriba el concepto idílico del amor, ¿no crees?
U: Es que no es fácil... no es blanco o negro. Yo creo que una de las claves de la película es que plantea una gran incógnita. Nos habla de cómo surge el amor y, lo más importante, de si siempre hay que hacerle caso. No siempre es bondadoso o conveniente. La película explora el terreno del tú qué harías, se mueve entre el querer y el deber. Ese tópico de que el amor saca lo mejor de las personas resulta bastante falso. El amor también es desencadenante de muchas tragedias, porque el odio es su vecino. La honestidad también tiene muy buena prensa, pero a veces es mejor estar callado.
FUENTES:
http://gfx.filmweb.pl/p/95/90/49590/70525.1.jpg (foto)
http://www.elcultural.es/version_papel/CINE/8544/Enrique_Urbizu-_Con_La_vida_mancha_trabaje_mucho_en_el_vacio
http://www.heraldo.es/noticias/cultura/sin_eufemismos_hacer_descargas_ilegales_robar.html


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